Boletín Internacional #6

Israel e Irán al borde de una guerra abierta: te contamos todo lo que tenés que saber
El pasado viernes 13 de junio se desató una escalada militar de gran magnitud que podría redefinir el equilibrio de poder en Medio Oriente. Operación León Naciente fue el nombre para la ofensiva israelí contra territorio iraní. Se trata de una acción coordinada y quirúrgica contra la infraestructura nuclear y militar de Irán. Sus consecuencias son condenables tanto a nivel humano como geopolítico.
La Operación León Naciente, una ofensiva sin precedentes
La madrugada del viernes, Israel lanzó ataques aéreos sobre más de 150 objetivos estratégicos en Irán, incluyendo algunas de las instalaciones nucleares clave. El operativo fue ejecutado junto al Mossad, la inteligencia israelí, que habría infiltrado armamento de precisión y desplegado drones desde una base secreta en territorio iraní.
Según las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), el objetivo era neutralizar lo que consideran un avance irreversible de Irán hacia el desarrollo de un arma nuclear. El primer ministro Benjamin Netanyahu justificó la acción afirmando que Irán representa “una amenaza existencial” para su país y prometió continuar la operación “el tiempo que sea necesario”.
La respuesta iraní: Promesa Verdadera 3
Horas después, Irán respondió con una ofensiva que incluyó el lanzamiento de decenas de misiles balísticos contra territorio israelí, además de una oleada inicial de 100 drones, la mayoría de los cuales fueron interceptados. La Guardia Revolucionaria Islámica anunció el inicio de la operación Promesa Verdadera 3, dirigida contra centros militares y bases aéreas israelíes. Explosiones fueron reportadas en Tel Aviv y Jerusalén, donde se registraron heridos, mientras la población civil se resguardaba en refugios.

Guerra abierta
Un misil iraní impactó el 19 de junio en el hospital Soroka, al sur de Israel, dejando al menos 65 heridos. El ministro de Defensa israelí amenazó directamente al líder supremo de Irán, mientras las FDI respondieron con un ataque al reactor nuclear de Arak. Irán negó haber apuntado al hospital y denunció los ataques ante el OIEA. Israel bombardeó nuevamente la planta nuclear de Isfahán en un ataque a gran escala y confirmó la muerte de otro científico nuclear iraní en Qom.
Víctimas y daños
El gobierno iraní informó 430 muertos y más de 3.000 heridos desde el inicio del conflicto. Entre los fallecidos hay mujeres, niños y personal médico. Recientemente, tras 63 horas de apagón, se restauró parcialmente el acceso a internet, aunque persisten las restricciones.
¿Hay oportunidad para la diplomacia?

En un giro abrupto, el presidente Donald Trump ordenó un ataque aéreo contra tres instalaciones nucleares en Irán, rompiendo con la pausa diplomática que había anunciado días antes. “Las principales instalaciones de enriquecimiento nuclear han sido completamente destruidas”, declaró, y advirtió que habrá más ofensivas si Teherán no acepta cesar las hostilidades.
La intervención directa de EE.UU. marca una nueva fase en el conflicto entre Israel e Irán, que se intensifica desde el 13 de junio. El ataque fue celebrado por Israel y rechazado por Irán, que advirtió sobre una escalada regional. La comunidad internacional observa con preocupación cómo se desvanece la última oportunidad para el diálogo.
La ofensiva, confirmada por la Casa Blanca en un escueto comunicado, rompe con el aparente respiro diplomático ofrecido días antes y marca una peligrosa escalada en el conflicto entre Israel e Irán. El mensaje anterior de Trump, difundido el 20 de junio por su secretaria de prensa, Karoline Leavitt, había generado expectativas de una vía negociadora: “Basándome en el hecho de que hay una posibilidad sustancial de negociaciones que podrían o no tener lugar con Irán en un futuro próximo, tomaré mi decisión de participar o no en las próximas dos semanas”. Esa pausa fue leída como una última oportunidad para la diplomacia. Sin embargo, el ataque modifica radicalmente el escenario.
Mientras tanto, los ministros de Relaciones Exteriores de Irán, Francia, Alemania y el Reino Unido siguen adelante con su plan de reunirse en Ginebra en un intento por contener la crisis. Será el primer encuentro cara a cara entre Teherán y potencias europeas desde el inicio del conflicto. El canciller iraní Abbas Araghchi reiteró que no habrá negociaciones mientras persistan los ataques: “Los estadounidenses quieren negociaciones y han enviado mensajes varias veces, pero hemos dicho claramente que no hay lugar para el diálogo hasta que cese la agresión”.
El estado del programa nuclear iraní
Rafael Grossi, argentino y director de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA), ha alertado sobre los riesgos que implican los ataques israelíes a las instalaciones nucleares iraníes. Aunque Irán insiste en que su programa nuclear tiene fines pacíficos, la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) denunció esta semana múltiples violaciones a sus compromisos de no proliferación. Según el organismo, Teherán posee uranio enriquecido al 60%, un nivel cercano al armamentístico, y ha evitado responder preguntas sobre material nuclear no declarado. Sin embargo, el mismo Rafael Grossi declaró que la información provista por un organismo de la ONU nunca puede ser un justificativo de acciones bélicas unilaterales.
Una región al borde del abismo
La situación entre Israel e Irán ha escalado a un punto crítico. Con el reciente ataque estadounidense, el riesgo de una guerra regional abierta crece de forma exponencial. Las víctimas civiles se multiplican, mientras la comunidad internacional permanece dividida y sin capacidad de respuesta clara. El rol de Trump, que hasta ayer se debatía entre la presión diplomática y la amenaza militar, ahora se redefine como el de un actor que ha optado por la fuerza.
Lejos de reducir la tensión, el ataque profundiza la crisis, con un Irán casi derrotado, es difícil prever el desarrollo del conflicto. En este nuevo escenario, la ventana para una salida negociada se achica drásticamente, y la pregunta ya no es si habrá una guerra mayor, sino hasta dónde llegará.
En este marco, el presidente argentino Javier Milei expresó su “respaldo incondicional” al gobierno de Netanyahu, alineándose con Israel sin hacer referencia a las víctimas civiles ni al riesgo nuclear, una postura que lo ubica en uno de los extremos del espectro diplomático internacional. El conflicto continúa…
G7 cierra su cumbre en Canadá sin comunicado conjunto sobre Ucrania y con fuerte apoyo a Israel

El G7, o Grupo de los Siete, es un foro internacional informal que reúne a los líderes de siete de las economías más grandes del mundo: Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos. La 51ª cumbre del Grupo de los Siete, celebrada en Kananaskis, Canadá, concluyó sin un consenso pleno para emitir un comunicado conjunto sobre el conflicto entre Rusia y Ucrania. La decisión se debió a que los líderes priorizaron una declaración específica sobre la reciente crisis en Medio Oriente.
Canadá, que este año preside la Cumbre, anunció un aporte militar adicional de 2.000 millones de dólares canadienses para Ucrania, además de nuevas sanciones financieras contra Rusia. El primer ministro norteamericano Mark Carney destacó la necesidad de mantener la máxima presión para forzar un diálogo de paz, tras un reciente ataque ruso en Ucrania que causó múltiples víctimas.
El presidente ucraniano Volodimir Zelenski participó en la cumbre y pidió a los líderes que continúen presionando a Rusia; a su vez, le solicitó a Trump que use su influencia para lograr el fin del conflicto. Sin embargo, Trump abandonó la reunión antes de tiempo, tras expresar posturas más conciliadoras hacia Rusia, lo que generó tensiones dentro del grupo.
A pesar de la ausencia de un comunicado conjunto sobre Ucrania, los líderes respaldaron los esfuerzos estadounidenses para alcanzar una paz justa y duradera, reconociendo el compromiso de Ucrania con un alto el fuego sin condiciones, y exigiendo lo mismo a Rusia.
En cuanto a Medio Oriente, el G7 emitió una declaración que reafirma el derecho de Israel a la defensa, condena el papel de Irán en el conflicto, y llama a un alto el fuego en la Franja de Gaza para avanzar hacia la desescalada.
La cumbre también abordó temas globales como la inteligencia artificial, el tráfico de inmigrantes, minerales críticos, incendios forestales y computación cuántica. En un intento por diversificar alianzas, Canadá invitó a países no miembros del G7, como México, India, Australia, Sudáfrica, Corea del Sur y Brasil, a participar del encuentro.
El cierre de la cumbre del G7 refleja el momento de alta incertidumbre que atraviesa la geopolítica global, marcado por la falta de liderazgo claro de Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump. Su temprana salida del encuentro, sumada a posturas ambiguas frente a Rusia y una atención centrada en Medio Oriente, dejaron un vacío de poder que los aliados intentan llenar sin lograr aún una estrategia común. En este escenario fragmentado, donde proliferan los conflictos y la diplomacia multilateral se debilita, la ausencia de una voz unificadora en Occidente es cada vez más evidente. China, por su parte, no parece interesada en ocupar ese espacio de liderazgo global, sino más bien en consolidar su influencia en sus propias regiones estratégicas, evitando asumir los costos del orden internacional.
Pedro Sánchez, el presidente de España, es acusado por corrupción

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, enfrenta una grave crisis tras la filtración de audios que involucran a su mano derecha, Santos Cerdán, en un caso de corrupción. A pesar del escándalo, Sánchez se mantiene en el poder gracias al respaldo de sus socios y a que la oposición no logra reunir los votos para una moción de censura.
El caso, que también salpica a un exministro, revela el manejo de más de 600.000 euros en sobornos. Aunque Sánchez pidió disculpas, descartó adelantar elecciones y aseguró que seguirá hasta 2027. El PP evalúa avanzar con una moción, pero exige apoyo explícito de fuerzas catalanas o vascas. VOX, partido de derecha, por su parte, reclama que Sánchez renuncie. La crisis deja al gobierno en una posición frágil, con la posibilidad de que nuevas revelaciones agraven aún más el escenario.
Lula da Silva expresó su solidaridad con Cristina Kirchner tras su condena y planea visitarla en Buenos Aires

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, reveló detalles de una emotiva conversación telefónica que mantuvo con Cristina Fernández de Kirchner luego de que la ex mandataria argentina fuera condenada a seis años de prisión por corrupción en la causa Vialidad. En declaraciones al podcast Mano a Mano, Lula destacó que su apoyo no responde solo a su historia política compartida, sino a un vínculo humano más profundo.
El mandatario brasileño ya había manifestado públicamente su respaldo a través de redes sociales, subrayando la "serenidad y determinación" con la que la exvicepresidenta enfrenta este momento. La relación entre ambos líderes se forjó a lo largo de años de afinidad ideológica y respaldo mutuo en momentos judiciales adversos: Lula también estuvo preso por causas de corrupción, aunque luego fue exonerado.
La solidaridad podría ir más allá del gesto simbólico: Lula tiene previsto viajar a Buenos Aires en julio para participar de la cumbre del Mercosur y, según expresó, evalúa visitar a Cristina Kirchner en su domicilio. La posible visita, sin confirmación oficial, ya genera tensión diplomática en la antesala del encuentro entre Lula y el presidente argentino Javier Milei, con quien mantiene una relación distante. Desde Casa Rosada, intentan minimizar el impacto político del gesto en un contexto regional de alta sensibilidad.