Elecciones en CABA: el poder se fragmenta y la política se recalibra

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Con un PRO en retroceso, el peronismo fortalecido, y la Libertad Avanza ascendiendo, la Ciudad de Buenos Aires entra en una etapa de poder compartido, liderazgos en revisión y necesidad de acuerdos constantes en la Legislatura.

En la Ciudad de Buenos Aires se movió algo más que el tablero electoral: cambió el pulso político. Las elecciones del domingo 18 dejaron una foto nítida de un electorado en transición, menos fiel a las marcas tradicionales y más dispuesto a premiar lo nuevo o castigar lo establecido. Con una participación apenas por encima del 50%, siendo una de las más bajas de la historia de la ciudad, la jornada confirmó el ascenso de La Libertad Avanza, la consolidación institucional del peronismo local y un retroceso inédito para el PRO, que vio desdibujarse su histórica centralidad en la capital.

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La Libertad Avanza: irrupción institucional y expansión territorial

 

Con los resultados entregados cerca de las 19:30 pm, el bunker libertario festejó una victoria en principio parcial y posteriormente consolidada. El resultado fue contundente: con 11 nuevas bancas en la Legislatura, La Libertad Avanza se convierte en la segunda fuerza, alcanzando un total de 13 escaños.

La campaña fue diseñada y orientada desde el círculo más íntimo del presidente Javier Milei, donde el llamado “triángulo de hierro” integrado por Karina Milei, Santiago Caputo y el propio presidente, definió no solo el mensaje, sino también el tono emocional de la cruzada libertaria.

El presidente Milei celebró el resultado con un mensaje en redes y su discurso en el bunker que no dejó dudas sobre el significado que el oficialismo atribuye al resultado: “Hoy es un día bisagra para las ideas de la libertad. Hoy se pintó de violeta el bastión amarillo. Ahora, a pintar de violeta todo el país”. Con esta consigna, Milei proyectó la elección como un hito, una demostración de fuerza electoral con ambiciones nacionales. La capital del país, donde el macrismo había ejercido dominio durante más de una década, se transformó simbólicamente en el nuevo territorio conquistado por el ideario libertario.

Desde el escenario montado para la celebración, el vocero presidencial y flamante legislador electo, Manuel Adorni, reforzó ese marco discursivo. Agradeció primero a su familia y a los más de medio millón de porteños que “eligieron libertad”, y dedicó palabras especiales al gabinete nacional, a los fiscales, y sobre todo a Karina Milei a quien definió como “la hacedora de estos milagros”, y al presidente por “el respaldo, la convicción y el ejemplo”.

 Siguiendo con el análisis discursivo, buscó instalar una lectura ideológica más amplia: “Esta no fue simplemente una elección legislativa. Fue una decisión entre dos modelos de país: el del pobrismo y la casta, y el de la libertad. Y los porteños eligieron bien”. En su mensaje hubo también un llamado directo al resto de la dirigencia: “Somos el gran instrumento para terminar con el kirchnerismo, lo peor que le pasó a la Argentina. Invitamos a todos los que quieren cambiar el país a dejar los egoísmos de lado. Ese es el espíritu de La Libertad Avanza”.

Karina Milei, jefa de campaña, estratega y símbolo del núcleo duro libertario, tuvo una presencia protagónica en la noche de festejos. Ingresó visiblemente eufórica al búnker, la voz tomada por el esfuerzo. Su figura no solo se consolidó como la gran arquitecta electoral del oficialismo, sino que su influencia futura será difícil de disputar, incluso dentro del propio espacio. La decisión de ubicarla como figura central no es menor: encarna un estilo de conducción sin intermediarios, vertical, blindado, y con el control casi total del dispositivo político libertario.

 

El pro pierde el rumbo en su ciudad insignia

 

El retroceso del PRO en la Ciudad de Buenos Aires no es solo un traspié electoral: es una señal de desgaste estructural. Tras casi dos décadas al frente del distrito, con el control del Ejecutivo y una fuerte presencia legislativa, el partido fundado por Mauricio Macri quedó relegado al tercer lugar, con un 16% de los votos. Lo que alguna vez fue su capital simbólica y operativa, hoy aparece como un territorio en disputa, con un electorado volátil y menos permeable a sus mensajes.

Aunque parte del tradicional “eje libertador” —la zona norte de la ciudad donde el PRO solía obtener sus mejores resultados— mantuvo niveles aceptables de acompañamiento, se evidenció una fuga significativa hacia La Libertad Avanza. Más allá del corrimiento puntual de votos, lo que se resiente es una identidad política: el macrismo dejó de ser la marca por defecto para amplios sectores urbanos que históricamente lo votaron sin titubeos. La pérdida de ese eje no es sólo numérica: es identitaria.

En este contexto, la candidatura de Silvia Lospennato no logró revertir la tendencia. Con experiencia parlamentaria y perfil técnico, su figura no alcanzó para encarnar un proyecto de renovación ni para recuperar la mística perdida del PRO porteño. La campaña, sin grandes despliegues ni narrativa potente, pareció construida más por necesidad que por convicción. La propia candidata reconoció en declaraciones post-electorales que el resultado “obliga a repensar muchas cosas”, aunque evitó formular autocríticas de fondo.

Mauricio Macri, en tanto, se mostró incómodo durante sus apariciones tras conocerse los resultados. En declaraciones al canal TN y luego en entrevistas radiales, sostuvo que “la elección se nacionalizó” y que “hay que mirar hacia adelante sin dramatizar”. Sin embargo, el tono del expresidente dejó entrever una preocupación más profunda: el PRO ya no funciona como brújula ni como motor del electorado urbano. Lo que antes fue un liderazgo vertical y ordenado, hoy aparece como una conducción deshilachada, que administra la inercia más que el futuro.

 

 

Unión por la Patria se afirma como primera minoría, pero sin euforia

 

Aunque la narrativa dominante de la noche fue la del avance libertario, el peronismo no salió mal parado. Unión por la Patria (UxP) se consolidó como la primera minoría en la Legislatura porteña, con un bloque de 20 bancas. El dato es relevante: representa una de las mejores performances legislativas del peronismo en la Ciudad desde las décadas menemistas y refuerza su rol institucional como contrapeso al oficialismo nacional y distrital.

Sin embargo, el clima en el bunker no fue de festejo. El tono de Leandro Santoro, principal candidato del espacio, fue contenido y en cierto punto autocrítico. “Tenemos una responsabilidad muy grande. Hay que cuidar cada voto y cada banca porque la Ciudad necesita una oposición firme y con ideas”, afirmó en su discurso tras conocerse los resultados. Sorprendido por el desempeño de La Libertad Avanza, Santoro evitó dramatizar, pero dejó claro que el escenario es complejo: “La política se volvió volátil y hay que reconstruir la confianza desde abajo”.

El resultado marca un hecho significativo: el peronismo vuelve a ser competitivo en un distrito históricamente hostil. Desde los años noventa, con la hegemonía menemista y luego el surgimiento del macrismo, el peronismo porteño había sido reducido, sin capacidad real de incidencia institucional. Hoy, con una bancada robusta y una configuración legislativa fragmentada, UxP recupera capacidad de veto y de articulación política. Esto no significa necesariamente incidencia directa, pero sí una posición relevante a la hora de condicionar o frenar iniciativas del oficialismo.

La Legislatura será, a partir de ahora, un espacio de negociación permanente. Ninguna fuerza tendrá mayoría propia, y el bloque peronista se posiciona como un actor clave para inclinar decisiones en uno u otro sentido. En este contexto, la estrategia del peronismo en CABA probablemente se oriente a consolidar su base territorial, aprovechar el desorden de Juntos por el Cambio y contener el avance libertario.

El desafío será doble: capitalizar institucionalmente esta buena elección sin quedar atrapado en el lugar cómodo de la resistencia. En una ciudad que, por historia reciente, suele penalizar los discursos defensivos, UxP deberá construir una narrativa de alternativa real, no solo de freno a los extremos.

 Los candidatos sin banca:

Varios postulantes quedaron afuera de la Legislatura de la Ciudad, tras no haber alcanzado un piso mínimo del 3% de los votos. Dentro de los cuales sorprenden varios nombres que se pensaban con bancas después de estas elecciones: el mal desempeño de Ramiro Marra, que pudo ser debido a que no consolidó una candidatura lo suficientemente diferente a LLA, sin dar tantos incentivos al elector para votar; el candidato Alejandro Kim por el partido de principios y valores, y Lula Levy, candidata por Evolución y expresidenta de la FUBA, apoyada por la bancada radical, del lado de Martín Lousteau y Maximiliano Pullaro.

Los resultados fueron los siguientes:

  • Ramiro Marra (Unión del Centro Democrático) → 2,63%
  • Paula Oliveto (Afirmación para una República Igualitaria) → 2,49%
  • Lula Levy (Evolución) → 2,31%
  • Alejandro Kim (Principios y Valores) → 2,04%
  • Ricardo Caruso Lombardi (Movimiento de Integración y Desarrollo) → 1,68%
  • Yamil Santoro (Unión Porteña Libertaria) → 0,63%
  • Juan Manuel Abal Medina (Seamos Libres) → 0,51%
  • Federico Winokur (La Izquierda en la Ciudad) → 0,39%
  • Eva Koutsovitis (Por la Igualdad y la Soberanía) → 0,33%
  • Mila Zurbriggen (El Movimiento) → 0,19%
  • Cesar Biondini (Frente Patriota) → 0,16%
  • Marcelo Peretta (Movimiento Plural) → 0,13%

 

Balance político de la elección 

 

El poder legislativo de la ciudad queda constituido de esta forma:

  • Unión por la Patria / Es Ahora Buenos Aires: 20 bancas
  • La Libertad Avanza: 13 bancas
  • PRO (Vamos por Más): 10 bancas
  • UCR-Evolución: 5 bancas
  • Volvamos Buenos Aires (larretismo): 5 bancas
  • Confianza Pública: 2 bancas
  • Frente de Izquierda: 2 bancas
  • MID: 2 bancas
  • Compromiso Liberal Republicano: 1 banca

Si para el quórum porteño son necesarias 31 bancas… ¿Entonces?

Las elecciones legislativas en la Ciudad de Buenos Aires de este domingo no solo modificaron la composición de la Legislatura, sino que dejaron en evidencia una transformación profunda en el mapa político porteño. Con una participación cercana al 53%, los resultados mostraron un electorado cada vez más fragmentado y con nuevas demandas, que desafían las tradicionales estructuras partidarias. Mientras fuerzas emergentes irrumpen con fuerza, los partidos históricos enfrentan cuestionamientos internos y externos.

Las elecciones dejan un mapa político más fraccionado y desafiante para todos los actores. La Libertad Avanza irrumpe con fuerza, consolidándose como la segunda fuerza legislativa y redefiniendo el tablero porteño con una propuesta que combina descontento social con un estilo disruptivo y centralizado. Por su parte, el PRO sufre un golpe importante, que expone sus dificultades para renovar liderazgo y recuperar identidad en su propio territorio histórico, debilitando su peso tanto local como nacional.

Mientras tanto, Unión por la Patria confirma un avance significativo que le permite recuperar protagonismo y capacidad de incidencia, aunque con la necesidad de transformar esta fuerza legislativa en una alternativa real y no solo en un bloque opositor reactivo.

Este nuevo equilibrio implica que el gobierno porteño tendrá que negociar y construir mayorías fragmentadas, lo que augura una legislatura con más diálogo, pero también con potenciales conflictos. En definitiva, La ciudad muestra una política más plural, pero también más incierta, que anticipa una agenda donde la negociación y los acuerdos serán la clave para avanzar.